«Había temporadas en las que era exclusivamente un hombre de mañanas. Se levantaba a las cinco de la madrugada cada día y de repente, sin previo aviso, se convertía en un ser totalmente nocturno. Nunca era buen momento para ir a la cama»- dijo de Bigas Luna.

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No suelo ser ciega ante la buena fortuna y estos días en el Festival de cine de San Sebastián, no he parado de agradecer cada momento vivido. Sé que suena cursi pero…¿no son un poco cursis la mayoría de cosas auténticas?

En fin, ahora ya estoy de vuelta. Del festival no puedo contar mucho sin emocionarme, aunque no será ahora cuando narre ninguna aventurilla. Sería muy largo y tengo otros planes para este artículo.

El otoño llega hoy y parece que es hora de entrar en modo concentración. Sincronizar nuestros deseos con la estación. Y por alguna razón ya no me siento en suspenso. Aterrizar en casa después de un viaje de nueve meses y la llegada del verano me ha mantenido ocupada en otros menesteres. He acogido todos los acontecimientos pasados sabiendo que eran apropiados para mí, pero necesitaba recolocarme. Ahora el hechizo se rompe para reorientarme.

Por eso quisiera pedirte algo: considera este artículo como una manera de remover el suelo antes de sembrar algo hermoso. Un cambio de biorritmo para ser siempre nueva, tal y como Bigas Luna solía hacer.

Me siento nueva.

PD: Si quieres ver algunas fotos de mis días en el Festival de Cine o de mis ilustraciones puedes verlo en mi Instagram pinchando aquí.