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-cuando el cielo te parece tan grande como tus ganas de vivir-

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«No sé lo que quiero, pero sí sé lo que no quiero»- dijo levantando la voz.

Éramos un pequeño grupo de amigos sentados en aquel bonito salón en medio del campo en un día algo ventoso. Reunidos delante de una mesa con buena comida. Parecía que esa frase sólo me había alcanzado a mí. La conversación seguía su curso y la única que seguía pensando en ella era yo.

Lo había dicho tan seguro y tan convencido de su hallazgo que no pude más que sonreír. A veces, los seres humanos usamos frases hechas para parapetarnos detrás de algo. Para sentirnos seguros sin saber realmente el significado de las palabras que utilizamos. Saber qué no queremos es el inicio de saber qué queremos.

Desde que somos niños la sociedad nos dice qué debemos querer. Opciones definidas por otros. Es la dictadura de lo concreto que tantas vocaciones se lleva por delante porque hay que encajar en algo. ¿Cuánta gente conocemos que sólo quería dedicarse a dibujar flores en su vida y acaba siendo ingeniero? Pero claro, no había nada definido para eso. 

Saber lo que se quiere de verdad sólo lo puede saber uno mismo, sin deberías ni definiciones. Sin acoplarse a lo que hay. Probando y sintiendo.


Yo quiero conducir con la ventana bajada en otoño. Sentir la luz del atardecer. Quiero cocinar verduras frescas y que el tiempo sea siempre eso, presente. Quiero oler a sábanas limpias y pasar tardes viendo películas antiguas con quien quiero. Quiero comer despacio y saborear cada pequeño pedazo de comida en mi boca. Quiero conocer y rodearme de gente con actitudes poco convencionales respecto la vida. Coger mis lápices y dibujar sin parar. Quiero sorprenderme a mí misma cuando pienso que me conozco. Cambiar de planes sin previo aviso. Quiero vivir al minuto confiada porque sé que tengo un plan de vida. Porque sé que ya tengo lo que necesito. Quiero pasear muy despacio. Comprar frutos secos en el mercado. Conocer más plantas. Quiero decirte que en la vida las cosas importantes, las súper importantes son las que consideras pequeñas y para las que generalmente no sueles tener tiempo. Quiero que sepas que si no existe lo que quieres puedes inventarlo.

¿Qué quieres tú? No hace falta que contestes ahora. Tómate tu tiempo.

 «Querer es tener el valor de chocar con los obstáculos»- Stendhal


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