No hay razón alguna para hacer lo que no nos gusta.
No la hay, pero nosotros siempre las encontramos. De hecho, estoy segura de que mientras estás leyendo estas palabras ya tienes un montón de razones acumuladas para demostrarme lo necesario que es hacer lo que no nos gusta. Si es así, entonces quizás este artículo no es para ti. O quizás sí.
Dejar de hacer lo que te disgusta no es cuestión de suerte, ni de dinero, ni siquiera de privilegios. Tiene que ver más con el enfocarse. Con saber discernir entre lo que nos expande o nos contrae. Con lo que creemos sobre nosotros y lo que nos rodea.
A veces, hacer lo que nos gusta pasa por dejar de hacer lo que nos disgusta. Todo un reto que aporta tantos beneficios que merece la pena.
5 beneficios de dejar de hacer lo que te disgusta
1. Dejas hueco en tu vida para hacer esas cosas que te hacen sentir vivo
Sea lo que sea que te haga sentir vivo. Ya sea montar en bicicleta o leer un libro. Incluso estar en silencio.
2. Te llenas de alegría
Una alegría tranquila. Sin estridencias. Una alegría que no sabes de dónde viene. Que está ahí sin motivo alguno aparente.
3. Tus niveles de estrés disminuyen
Las tensiones empiezan a desaparecer y te invade una gran tranquilidad interna. Te llenas de confianza.
4. Todo empieza a fluir
Al deshacerte de todo aquello que no te beneficia eres más capaz de enfocarte. De gestionar mejor tu tiempo. Tu vida. Te conectas contigo mismo y con lo que te rodea.
5. Valoras cada instante en tu día a día
Cuando decides prescindir de aquellas cosas que no te gusta hacer dejas de vivir en el futuro porque aceptas el presente . Te sientes cómodo. Has aprendido a sacarle más partido. Te gusta vivir en el «ahora».
En este mismo momento hay mucha gente que está trabajando para vivir mejor. Gente con más o menos recursos que nosotros. Personas que están ahí. Abiertos. Abiertas a generar cambios.
¿Cómo lo están haciendo? Enfocándose en lo que les hace sentir bien. Diciendo que sí a su bienestar.
¿Quieres profundizar más? Únete a mi newsletter