¿Por qué me siento así? ¿Qué va mal?
Barcelona, medio día. Quizá fuera viernes. Quizá sábado. No recuerdo bien.
Sentada en el suelo con mi espalda semidesnuda apoyada en la pared lloraba sin parar. ¿Qué voy a hacer?
Mi vida fuera de aquellas paredes que me veían llorar parecía perfecta. Tenía un trabajo seguro y reconocido. Mi currículum era excelente. Cada año ganaba más dinero. Mis amigos pensaban que tenía una gran vida llena de viajes y emociones. Mis padres estaban orgullosos de mí porque había elegido bien y me tenían «colocada». Mis colegas de trabajo pensaban que tenía mucha ambición y que llegaría lejos.
Pero yo por dentro moría de tristeza.
Tenía que hacer algo y el inicio era admitir que yo no quería estar donde estaba. Tenía que admitirlo sin sentirme culpable. Era necesario que me diera permiso por sentir lo que sentía. Perdonarme por querer seguir mi corazón. No sabía si lo que deseaba funcionaría o no. Si era una utopía. Pero quería que fuera así. Intuía que había algo mejor esperándome.
Así que pasé a la acción. Comencé a devorar libros. Busqué gente que hiciera lo mismo o algo parecido a lo que aspiraba y hablé con ellos. Tuve una coach que me ayudó en mi camino para dejar caer lo viejo y llenarme con lo nuevo. Viajé, no sólo físicamente, sino con mi imaginación. Me uní a grupos con mis mismos intereses. Probé hobbies nuevos. Convertí mi búsqueda en mi pasión.
La pasión no se encuentra sólo pensando qué te gustaría hacer.
La pasión por la vida, por las cosas no nace en nuestras cabezas sino en nuestro corazón. En nuestro cuerpo. La pasión no se encuentra sin pasar por lugares inéditos. Sin probar. Sin seguir lo que tu corazón te vaya indicando. Poniendo todo el amor del mundo en lo que hagas. Toda la atención. Porque esa claridad que solemos buscar sólo nace del compromiso con nosotros/as.
Construir tu vida alrededor de lo que te gusta es algo de lo que no te puedes arrepentir porque además esa pasión evoluciona contigo. Con la vida. Con el tiempo y te va llevando por caminos increíbles.
No importa cuánto lo intentes, encontrar tu pasión no se hace sólo pensando. Se hace sintiendo. Poniendo pasión en cada cosa que hagas. Cada día.
Menos pensar y más sentir porque son más veces las que pensamos que sentimos que las que sentimos de verdad.
Si algún día lo pruebas no te olvides de contarme cómo te va. ¡Haz lo que ames!
¿Quieres profundizar más? Razones para unirte a mi newsletter