Cuando me senté aquel día delante del ordenador no tenía ni idea de cómo lo haría. Me había levantado escuchando esa vocecita que me decía: «Hoy es el día de empezar un blog».
Días antes la doctora me había comunicado que el tumor parecía haber desaparecido así que me sentía con más energía para empezar «algo nuevo».
Vestida con mi pijama y muchas ganas entré en blogger. Elegí la plantilla más sencilla y puse el que sería mi primer logo. Luego escribí un par de posts y le dí al botón de «publicar». Ya está. Lo había hecho.
Desde entonces al día de hoy han pasado exactamente 4 años. 208 semanas con sus 1460 días de aventura, de ilusión con sus sorpresas agradables y otras que no lo fueron tanto. Siempre con un propósito: contar que podemos hacer lo que amamos y cómo hacerlo. Que tod@s somos creativ@s.
Lo he contado de mil maneras. Con fotos, sin fotos. Con títulos sencillos. Con títulos raros. Con inspiración. Sin ella. Con alguna respuesta por tu parte. Sin ninguna. Daba igual. Lo importante era hacerlo y vivirlo.
Hoy con el blog más vivo que nunca con sus 600 artículos, tres cursos online en marcha, una comunidad de fotógrafos en flickr y un bar de los sueños en Facebook, puedo decir que aprendí muchas cosas, pero la que más me ha ayudado en toda esta andadura ha sido saber que aunque pueda no significa que deba.
Poder y no querer
En el camino de ir creciendo como persona y como blogger he encontrado a muchas personas que me decían cosas como ¿por qué no publicas sobre esto o sobre aquello? ¿por qué no intentas crecer más? ¿por qué no…?
Todas me ofrecían un inmenso abanico de posibilidades para «triunfar pronto y rápido».
Podría haber hecho todo o nada de lo que me dijeron pero al final siempre decidí hacer las cosas en función de mis valores y de mi propósito. De mi visión. Descubrí los múltiples beneficios de decir que no.
No todo son los números
Después de cuatro años de andadura blogueril mi balance es absolutamente positivo. No por las múltiples visitas diarias o el número de seguidores en las redes sociales, sino porque he establecido lazos muy fuertes con muchas personas.
Podría hacer más cosas de las que hago para tener «éxito», estoy segura. Pero yo ya tengo éxito. Vivo desde la tranquilidad, voy poco a poco y prefiero crear despacio cosas con valor y compartirlas contigo. Elegí y elijo no separarme de mi visión. El mundo también necesita de gente reflexiva y lenta como yo.
Si tú también tienes un blog
Hay miles de estrategias para hacer crecer tu negocio/blog, pero ninguna de ellas servirá de nada a menos que sepas quién eres, cuáles son tus valores y si esas estrategias te mantienen en el camino de tu misión.
Escojas la que escojas que sea siempre tuya, no hace falta que sigas el camino de nadie porque mientras estés mirando a los demás, dejas de mirarte a tí mism@.
¿La recompensa de tener un blog? Vivir tu pasión,crecer y tener lectores tan especiales como tú. No hay nada más gratificante. ¡Gracias!
¿Te unes a mi fiesta de cumpleaños bloguera? ;))