Nuestro entorno nos considera «raros».
David y yo llevamos un ritmo diferente. No tenemos ni hacemos nada de eso que «hay que hacer» y ni siquiera aspiramos a ello. No vamos corriendo a ninguna parte. No necesitamos estar a la última. Preferimos pasar los días en el campo plantando verduras o cocinando antes que llenarnos la agenda con compromisos.
Tenemos un coche que tiene más de once años y no tenemos ninguna intención de tener otro. Compramos en el mercado porque nos gusta interactuar. Cada día intentamos hacer deporte y, además, disfrutar con ello. Nos dedicamos mucho tiempo y también se lo dedicamos a los nuestros.
David y yo vivimos así porque es lo natural para nosotros. Porque lo hemos elegido. No sabríamos hacerlo de otra manera.
Los beneficios de hacer menos
Hacer menos te ayuda a mantener una gran actitud ante la vida y eso tiene muchos beneficios. Te cito aquí algunos:
– Te enfocas, lo que haces lo haces disfrutándolo al 100%, con más concentración y de manera más óptima.
– Las cosas que haces gozan de mayor calidad y creatividad; los demás lo notan.
-Tienes más libertad porque no estás sujeto a compromisos. Aprendes a decir que «no».
–Consigues más, se trata de seguir «el principio de Pareto» a rajatabla: con el 20% del esfuerzo consigues el 80% de los resultados.
–Te das cuenta de muchas cosas que suceden en tu día a día que son muy importantes y que apenas las consideras.
–Tienes más tiempo para ti; te conoces más.
– No necesitas comprar más cosas; llenas tu vida con sensaciones, emociones y experiencias.
Hacer menos no es cuestión de capacidad sino de querer dar lo mejor de ti.