
Vivo en el campo la mitad de la semana.
Me encanta estar allí porque aprendo muchísimas cosas de los ciclos de la naturaleza. De los árboles, de los animales, de la tierra. Me desconecto de la inmediatez de las redes sociales y me doy cuenta de que la vida es más lenta de lo que pensamos.
Últimamente me he percatado de una cosa: la naturaleza es muy productiva. Unas veces más y otras menos dependiendo de muchas cosas pero lo es y además no sufre de ansiedad por conseguir esos resultados.

Hacer lo que ames también tiene sus dificultades. En concreto para mí tuvo una parte difícil que en su día tuve que trabajar. Esa parte tiene un nombre. Le llamo: haz lo que ames y no te centres sólo en obtener resultados.
La importancia del proceso
Vivimos en una sociedad en la que se nos ha contado que hay que vivir con objetivos. Con metas claras. Tenemos que tener un motivo para cada cosa que hacemos.
Establecerse metas en la vida para actuar puede estar muy bien pero como ya nos hemos dado cuenta alguna que otra vez, esos mismos objetivos que nos ayudan a movernos también nos crean parálisis, bloqueos, ansiedad.
Confundimos establecer metas con que nuestra vida tenga sentido. Confundimos conseguir «cosas» con tener «una ilusión en la vida» cuando en realidad, nuestra vida debe de tener un sentido en sí misma más allá de metas y objetivos marcados en un calendario. Debemos conocer nuestra misión en la vida y no confundirlo con metas tal y como vemos en mis cursos.

Cuando te orientas en tu vida a tener resultados en lugar de orientarte a los procesos vitales que harán que probablemente obtengas resultados, no te estás dando valor a tí mism@ por ser quien eres. No te das cuenta del camino. Es más, te gustaría que éste fuera inexistente. Así lo conseguirías todo antes.
El éxito en la vida no depende de que alcances tus objetivos o no. El éxito en la vida depende de lo que la disfrutes.

Enfocarte en el proceso y ser efectiv@ es compatible
Si de verdad quieres hacer lo que ames y vivir feliz, establece objetivos que se centren en un proceso no en la producción de resultados. Si lo haces así, en lugar de vivir como encadenad@ a algo, tendrás una sensación absoluta de libertad y de gozo. No hay sentido del fracaso cuando te centras en el proceso y mucho más difícil es estar inactiv@. Aprendes.
No te preocupes porque tu efectividad no se verá reducida en absoluto. Al contrario, será mayor y estarás feliz.