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El arrepentimiento es una emoción muy potente y devastadora. Yo la he sentido. 

Recuerdo perfectamente el día en el que envié mi portfolio al director del postgrado de fotoperiodismo de la Universidad Autónoma de Barcelona. Para acceder a una de las pocas plazas tenía que enseñar mi trabajo fotográfico.

Envié mi correo un lunes por la noche y a la mañana siguiente tenía respuesta: estaba dentro. Me habían aceptado. Ahora sólo tenía que formalizar la matricula. Con la alegría del momento y con ganas de contárselo  a alguien le escribí a un amigo:

Hola Miguel!!

 ¿sabes qué?  te escribo porque ayer mismo me enteré de que estaba abierto el período de matrícula en la Autónoma de Barcelona para hacer un postgrado de fotoperiodismo y sin pensarlo envié mi portfolio. Me escribieron y me dijeron que me contestarían en unos días pero cual ha sido la sorpresa cuando esta mañana he abierto mi mail y… ¡estaba admitida!

Así y todo no creo que lo haga. Al final esta gente lo único que quiere es mi dinero. 

Besoss infinitosss!!

Después de darle al botón de «enviar» me dí cuenta de algo: yo no había escrito la dirección de Miguel. ¿Entonces? ¿A quién le había enviado el correo? (momento pánico).

Efectivamente, le había escrito al director del postgrado en lugar de a Miguel. Le había dado a la opción «responder» en el mail que me había enviado para comunicarme que estaba admitida y ahora ese señor estaría leyendo todo lo que había dicho, incluso lo del tema del «dinero».

Quise morirme, desenchufar hasta el cable de la nevera si eso podía hacer que todos los servidores del mundo se apagaran y evitar que aquel mail llegara. Pero llegó y la respuesta no se hizo esperar: 

Querida Verónica, acabo de recibir tu mail. Primero de todo permíteme decirte que es una lástima que le des tan poco valor a tu gran trabajo fotográfico. Es evidente que no conoces la reputación de este postgrado ni la cantidad de personas que quieren acceder a él y que quedan fuera cada año. Te agradezco mucho que hayas avisado que no estás interesada en la plaza. Muchas gracias por los besos.

Sin pensarlo dos veces, le respondí  y le dije que si todavía me lo permitía quería entrar en ese postgrado. Me contesto que sí pero que sería mejor tener una entrevista conmigo para aclararme cualquier duda que pudiera tener. Todavía hoy mantengo contacto con él. 
Cómo funciona el arrepentimiento

El arrepentimiento consta de una serie de fases:

1. La negación. En mi caso yo me decía todo el rato «no puede ser», «no puede ser» «no he podido enviarle eso al director». «Nunca me ha pasado nada parecido»

2. El desconcierto: ¿Cómo pude yo hacer eso? ¿Por qué no he estado atenta?

3. El castigo: «Qué poca atención» «Que manera de meter la pata» «Qué desastre»

4. La perseverancia: el entrar en bucle. El preguntarse el por qué, por qué, por qué. En mi caso tuve suerte porque el tema se resolvió rápidamente y no hizo falta darle más vueltas al asunto.

 

La sociedad del «undo» o el «reiniciar»

Culturalmente el arrepentirse está visto como algo negativo, sin embargo, hace poco leí  en el Harvard Health Publications  un estudio en el que se explicaban los beneficios de esta emoción. 

Contaba que de entre las diez emociones negativas (la ira, la ansiedad, el aburrimiento, la decepción, el miedo, la culpabilidad, los celos y la tristeza), el arrepentirse es la menos mala. Es una emoción que incluso llega a beneficiar a quien la siente. Sin embargo, es la que peor nota se lleva cuando se le pregunta a la gente. 

Nos encontramos en un sistema en el que huimos del dolor, en el que no aceptamos que cosas «malas» puedan sucedernos. Una sociedad en la que pensamos que todo se puede arreglar con dinero o con tecnología. No aceptamos equivocarnos. Tenemos terror al error.

Hoy te dejo con un video muy interesante sobre el arrepentimiento y el por qué no es tan malo como creemos. Es un video de una charla de Kathryn Schulz en el que nos cuenta que «el punto no es vivir sin arrepentimiento, sino aprender a vivir con él». 

Dieciséis minutos que no te arrepentirás de haber invertido. Dale al play, pon los subtítulos en castellano si lo necesitas y disfruta. 

«El arrepentimiento no nos recuerda lo que hicimos mal. Nos recuerda que nosotr@s sabemos cómo hacerlo mejor»-Kathryn Schulz

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