El por qué estamos condicionad@s a decir siempre que sí
Socialmente el decir que sí es considerado como ser una persona educada, positiva, que se preocupa por los demás, que es altruista… Pues no.
El problema no es decir que no, el problema es decir sí
Decir que sí, cuando en tu fuero interno quieres decir que no, es lo que genera el conflicto. El conflicto no lo crea la palabra «no». Lo hace nuestro miedo. El poder que le otorgamos a esa palabra.
Aprende a decir que no
Puede que hasta ahora no seas capaz de decir que no en algunas situaciones porque tus creencias te cuentan que:
–Decir que no es de personas egoístas y tú quieres ayudar
–Decir que no significa perder oportunidades y tú quieres tener siempre las puertas abiertas por si acaso
–Decir que no significa que no eres una persona sociable y tú no quieres conflictos
–Decir que no significa que no eres «capaz» y tu puedes con eso y más
Para aprender a decir que no debemos conocer qué es lo que nos hace decir que sí. Saber de dónde viene esa resistencia y conocer por qué acabamos haciendo algo en contra de nuestra voluntad.
Los beneficios de decir que no
Al final de todo no se trata de decir que no, sino de «cómo» se dice. Cuando yo empecé a conocer mis prioridades y mis necesidades, encontré rápidamente la forma de decir que no y beneficiarme no sólo yo de ello, sino también la otra persona.
Una vez te conoces y decides «cuidarte», lo que significa cuidar también a los demás, decir que no empieza a resultar a ser una forma de comunicarte más natural. Una forma de comunicación suave pero firme. De hecho, cuando decides empezar a decir que no encontrarás que:
- Tienes tiempo para hacer lo que amas
- Te enfocas rápidamente en lo que deseas cumplir y lo consigues
- Vives con menos estrés
- Creas cosas más bonitas
- Te sientes libre
- Te sientes bien porque eres coherente entre lo que sientes, piensas y finalmente dices
Y lo mejor de todo, es que más gente de lo que piensas, en algún momento lo agradecerá.