Seleccionar página

Tu paz interior.


 Ese bien tan preciado que te indica que estás genial. Que todo va bien.
Ese estado en el que pones tanto cuidado por permanecer todo el tiempo posible. 
Ese estado que permite crear sin parar. 


¿Y qué ocurre?
De repente algo ocurre en tu vida y…¡se te escapa de las manos!


Lo suficiente para encontrarte de nuevo sumid@ en la confusión y  no entender dónde se ha marchado ese bienestar que tanto estabas disfrutando.


«De verdad, si estaba bien»-te cuentas.

Solución de problemas


Piensa en tu propia dinámica de solucionar problemas. ¿Qué clase de métodos practicas?
¿Usas muy a menudo el enfrentamiento? 


Sondra Ray autora californiana especializada en «cómo nos relacionamos » dice que en nuestras relaciones con los demás, usamos el enfrentamiento como método para solucionar problemas. Sin embargo, es una mala costumbre.


Aunque no siempre seamos capaces de mantener la paz, sería ideal mantenerla el máximo tiempo posible. ¡Sería genial vivir siempre así! 


Sólo tenemos que comprometernos a mantenerla y será una realidad. Si queremos, podemos.


Para algunas personas la paz es un estado muy aburrido. Están convencidos de que la vida sería muy monótona sin el «drama». 
Sin embargo, estar en paz da lugar a una tremenda creatividad. 


Estimula el proceso creativo de forma natural y fluido. Sin exigir ningún esfuerzo.


Realmente creo que con un entrenamiento prolongado en el tiempo, cualquiera de nosotr@s puede exhibir algunos de los siguientes «síntomas»:


1. Una tendencia a pensar y actuar espontáneamente, en lugar de partir desde temores que se basan en experiencias del pasado.


2. Una inconfundible capacidad para disfrutar de cada momento.


3. Una pérdida de interés en juzgarte a ti mism@.


4. Una pérdida de interés en juzgar a los demás.


5. Una pérdida de interés en el conflicto. ¿Conflicto? ¿qué es eso? 


6. Una pérdida de interés en interpretar las acciones de los demás. 


7. Una pérdida de capacidad para preocuparse ( un síntoma fantástico a mi parecer)


8. Episodios de aprecio frecuentes y muy abrumadores. Eres todo amor y lo repartes.


9.  Satisfacción por hallarte conectado a la naturaleza.


10. Frecuentes ataques de risa. ¡Sonríes tanto!


11. Aumento de la sensibilidad a recibir el amor extendido por otros y la incontrolable urgencia de extenderlo tú también. 


12. Una creciente tendencia a dejar que las cosas sucedan. 


Si experimentas cada uno de estos síntomas, cuéntamelo por favor. 




¿Se te ocurre a ti algún síntoma más que no haya contemplado? 











Uso de cookies

+perspectiva utiliza cookies para que tengas la mejor experiencia posible. Política de cookies ACEPTAR

Aviso de cookies