Me gustaría hacer una confesión: nadie necesita ser curad@.
Creo que actualmente el concepto «desarrollo personal» está cargando con una acepción que no le corresponde: crecer es igual a estar sano. Incluso diría algo más: crecer rápido es estar sano antes, sano emocionalmente. ¿Y sabes qué? Yo no estoy de acuerdo.
¿Eso significa que ya no hay necesidad de avanzar, de evolucionar? No, no significa eso. Lo que quiero decir es que quizá a veces te llegan momentos de ira, tu salud se ve desfavorecida o tienes la tendencia generalizada a ser muy dur@ contigo y estaría bien trabajar en tu intimidad interior. Todos tenemos áreas en nuestra vida en la que nos gustaría mejorar pero creer que necesitas ser curad@ o reparad@ lo único que hace es mermar la confianza en ti. Es una mala premisa para todos los que estamos en nuestro proceso de crecimiento personal.
Crecer en linea recta o en una escala óptima es una ilusción. De hecho tú no tienes que ser mejor rápidamente, cuanto antes, pronto, ya. Sé la mejor persona que puedas y quieras ser, pero parte del crecimiento personal lleva implícito también el pararse y celebrar, el reconocer que uno se siente mejor. Tomarse tiempo.
Crecer con tanta presión sobre un@ es de nuevo «materialismo»: el consumo de la espiritualidad (hablaremos en otro post sobre esto).
El camino del crecimiento personal es maravilloso, no tengo ninguna duda, pero si nos centramos en las técnicas para generar este cambio que buscamos, pero que al mismo tiempo andamos evitando, se convertirá en una adicción. Crecer surge de ti, de muy adentro. Surge de tus deseos por ser una gran persona, no de una adicción al tener que ser reparado como un coche.
Disfruta del momento, vive el instante, no te lo pierdas. Cada momento es como debe ser. No luches. Ya eres la mejor persona que puedes ser.